En el apartado gastronómico, Sotopalacios se puede considerar la capital de la morcilla de Burgos.

Estas "morcillas de Sotopalacios" son famosas a nivel nacional, siendo renombradas como tales en programas de radio, televisión y prensa escrita.En estos momentos existen en Sotopalacios tres fábricas de morcillas que distribuyen sus productos a toda España.

Breve historia de la morcilla:

El origen parece estar en la antigua Grecia, el inventor de tan afortunado producto, según el propio Platón, fue Apctonete o Apctonitas, el inventor de los embutidos y uno de los siete cocineros legendarios que según la tradición, sentaron las bases de la cocina tradicional.

Tras la conquista romana de Grecia, fueron precisamente los romanos quienes en el campo de los embutidos o "farcimina" desarrollaron un gran número de especialidades, entre las que destacaban los llamados "botullus o botellas", y que estaban elaboradas con sangre. En la Edad Media española, la cual duraría hasta finales del siglo XV, época de batallas y refriegas continuas para conquistar el territorio a los invasores, tampoco se encuentran muchas referencias a la morcilla, pero se desarrolla toda una cultura iconográfica y gastronómica porcina.

A principios del siglo XVI se publican las primeras ordenanzas referentes a la chacinería, que están incluidas en las Ordenanzas de Sevilla dictadas por los Reyes Católicos e impresas en (1526) y que establecen con respecto a la morcilla que "las que vendieren o ficcieren morcillas para las vender en la dicha cibdad o en su tierra, que las fagan de tripas y sangre de puerco y no de sangre de vaca ni de carnero ni de otro animal".

En el siglo XVIII es un siglo de transición, se puede destacar la mención que Juan de Altamiras hace en su libro de cocina titulado "Nuevo arte de cocina, sacado de la escuela de la experiencia económica" publicado en (1758). En él, el autor aconseja a una comunidad de religiosas las operaciones necesarias para aprovechar la sangre del cerdo para hacer morcillas y les indica el proceso a seguir para la elaboración de las mismas. Durante todos estos siglos la matanza casera y la elaboración de morcillas se han mantenido en el seno familiar.

En el siglo XX, la primera cita escrita encontrada que hace referencia a la morcilla de Burgos, data de 1928 donde Sanz Egaña alude a una morcilla picona elaborada en los pueblos de Burgos que se caracteriza por llevar un alto porcentaje de cebolla además de arroz, sangre, grasa y especias.

Con anterioridad Arán en su libro "Mataderos, Carnes y Substancias Alimentarias. Industrias de la carne" (1914) ya describe una morcilla del norte de España que se elabora para consumo inmediato y que lleva arroz en su composición.

El hecho de que Sanz Egaña (1928) ya mencione este producto en un manual técnico, indica que en esta época el producto ya goza de merecida fama y prestigio.